"Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
aún yéndote, mi amor, jamás te irías." (R. Alberti)
Dijo que los fantasmas no regresan,
que se quedan en sus vasitos de cristal
entre las piernas húmedas desahuciadas de una madre.
Los fantasmas tampoco se van.
Te traen sueños de rostros muertos,
te suben a las rocas, te balancean sobre ellas
y luego se van para volver en el vientre hinchado de alguna mariposa,
como una esperanza amarilla y marchita.
Los fantasmas juegan a la vida,
a esconderte la dicha entre caricias
sólo con pasaje de ida.
Y se van... pero se quedan.
En algún aroma a fresas
o entre las páginas de un libro olvidado de Alberti.