jueves, 26 de febrero de 2009

Inventario de ausencias





Las cúpulas cerradas de la noche.
La puerta abatida de esta habitación desnuda.
Mis labios clausurados de besos.
Mi cuerpo apagado de cualquier sed desértica.

Indómito es este instante
recuerdo
nostalgia
lejanía
de la saciedad de tanta necesidad.
Inútil es inventariar el hambre y sus desvanecimientos.
Sería como esperar la misma necesidad de ternura de un perro
o el frescor de un pájaro y su vuelo
rozando las fibras más sensibles de la falta de caricias
que no llegan, que nunca llegaran a destino ni a piel.
Imposible pronunciar con sonidos, con grafismos
el dolor de este arrebatamiento de la presencia tan desvanecida ya.



¡Cuán inesperado e incauto es el deseo de la ausencia!


domingo, 22 de febrero de 2009






dibujar
transgredir
mi propia humanidad
mi inexacto derecho a esbozar
entre labio y labio
mirada y mirada
una autocaída
al autogrito
como una poseída
por los espíritus del silencio
como una cajita de música
que se niega a entregar su llave
para ser abierta
y descubrir
- con total mueca de sorpresa -
que su bailarina de cristal
ha muerto asfixiada de sonidos
que nunca supo danzar.

martes, 3 de febrero de 2009

Nuestros sueños







Construimos lugares, palabras y momentos
para nuestros sueños.
Les pusimos nombres, fechas, sonidos
y hasta cifras.
Los desgranamos en besos,
en risas cantarinas.
Los pusimos en algunos
puntos medios,
en lugares distantes
y los convertimos en
susurros impronunciables.

Todo.

Aún así ,
hay algo que nos pasa,
un desacomodo,
una fisura...
El mundo está ahí
y no quiere reconciliarse
con nuestros sueños.

domingo, 1 de febrero de 2009

Las cosas hermosas

Volví a leer ese libro, el de Galeano, y recordé todas las cosas hermosas que había tenido en mi vida.
Sí, las recordé, pero luego me pregunté:
¿A dónde van las cosas hermosas que uno necesita recordarlas?
Y la respuesta se me estaba entregando en el mismo libro, el que tenía entre las manos, el que me había hecho recordar.
Éste me hablaba sin palabras y en el paso de una página a otra me decía:
Las cosas hermosas no son cosas, no las podemos ver ni tocar, sólo sentir y es por eso que, frecuentemente, necesitamos volver a pasarlas por el corazón.


La Petit Mort





No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque
nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande , muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.



Eduardo Galeano




EL DERECHO A SOÑAR DE GALEANO (CLICK AQUI)

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