lunes, 31 de mayo de 2010

Simplemente un hombre

A Él...
Al lobo,
Al ángel...
Al hombre que maduró en mis sueños.




No fuiste Dedalus Joyce,
ni Ulises.
No fuiste Funes,
ni el fauno de mi tormenta.

Te imagino ahora
durante la siguiente década,
con la vida y las ganas en fiesta,
llevando de una mano el amor
y de la otra la nostalgia
para quedarte
y no olvidarte
de la resistencia,
de la búsqueda incansable,
de la rebeldía a la que tu espíritu
te instaba a cada instante.

Te imagino ahora,
una década antes
cuando no podías
ser más que simplemente un hombre,
ese gris consuelo para lo innombrable.
Cuando tenías miedo
-tanto miedo-
de la imprudente ausencia
que te abrazaba el corazón en sepia.
Cuando la soledad se sentaba a tu mesa,
comía de tu pan
y se decía “tu mejor compañera”
mientras se bebía toda tu vida
y como vil ladrona,
se escondía en los bolsillos
el tiempo,
tu tiempo que ni siquiera sabías que existía
y que te pertenecía.

No, nunca fuiste ángel, ni lobo,
ni el fauno de mi tormenta.

Y ahora, mientras soy yo la que aprende
sobre las vicisitudes de la vida
y me toca despreciar la niñez
para ser una verdadera mujer,
veo que sigues siendo sólo un hombre,
pero un hombre con la grandeza del que no teme,
que se queda
y se entrega.
Un hombre no-naufrago de su propia existencia.

Ahora tienes la grandeza del hombre que se sabe amado.
Y que ama.

martes, 25 de mayo de 2010

Yo quise

Yo quise la muerte y después la vida
El sueño del que nadie obliga
Yo quise seguirme por la ruta
Silenciada de mis venas
Mi sangre callada por centurias y sentencias
Más... y más caídas
Yo quise mi lengua atrapada
por verdugos- amantes
Loqueros-errantes
Ambulantes
Farsantes
Yo quise guardarme la vida,
la mía
Yo quise seguir en tu muerte,
la vida
Yo y mi irrefrenable augurio
Dolor en vano y banal orgullo
De saberme viva
De saberte vida
De tenerme
De tenerte, vida!

lunes, 17 de mayo de 2010

Ahora, debo ser MUJER


Sólo una rosa, en mi pecho hinchado.

Renacido pecho que brindas con el frío,

que das doble vida, enorgulleciéndote al tacto.

Pecho mío, tan naufrago de sus manos.

Pecho huérfano aun no amamantado.

Belleza a mano alzada,

bosquejo enmascarado,

tras la vitrina de flores

te cubres olvidado.

Brotaste, semilla traviesa

dejando mi dorada niñez

-la nena, la niña-

en la tierra del pasado.

Y ahora debo ser mujer

de pechos a veces agrios,

mujer de caderas rojas

y pelo alborotado.

Mujer de arriba, mujer de abajo,

mujer celeste, mujer del cielo,

mujer con sólo una rosa en su pecho hinchado.


sábado, 15 de mayo de 2010

Con



Con el miedo de la poeta
Con sus manos azuladas, desarticuladas de frío
Con el poema en la punta de los dedos
Con la bandurria, la neblina y una lluvia que no escampa.
Con el ruido de las aves que despiertan el día
Con la muerte de Tuñon, el dolor en el pezón
Con la mujer de Dios, con Dios.
Con las líneas que no cesan, con el revoltijo del amor
Con sufridas palabras escarlatas, con ideas que no descansan
Con la hoja otoñal, con los kilómetros por recorrer.
Con un destino, con tu camino, con el desvío.

Contigo

No quiero suerte, ni casa para tenerte.
No quiero belleza en el sentimiento.
No quiero que te esfuerces en quererme.
Quiero naturalidad, humanidad,
Si es necesario, un completo errar.

Contigo una mañana para dejar de ser
La más solitaria
Con tu sombra, tus desvaríos.
Con tu bondad.
Conmigo.

lunes, 10 de mayo de 2010

Nunca Jamás

Abundo en la imperfección,

en mil rarezas, extravagancia en la actitud.

Puedes rodearme, redondearme,

ser sutilmente mi sombra.

Puedes noquearme con frases mal hechas

inspiradas en tu sino de indigente del amor.

Puedes y ese poder te dará la fortaleza

para ser encarnación de tu única patria,

de lo que siempre te perteneció.

Yo, te destierro de mi paisaje,

de mi verdad más certera, de la cotidianeidad.

Te destierro a manos llenas de mi ausencia,

de mis frustraciones incompletas, de mi dolor total.

Puedes irte a tu vuelo magistral y

vaciar lo que te sobra de mi patria potestad.

Puedes irte, volar e imaginar que eres en esa tierra,

que sólo posible en tu nunca jamás

lunes, 3 de mayo de 2010

Recobrar la palabra del sello de tu boca.

Papel embrujado, hechizo clandestino

invocando silencios de otros impronunciables silencios.

Hijos del placer y de una pluma terrorífica,

sangrienta espina en tus manos.

Sangrienta reina que guardas en tus velos

secretos remediales para una enfermedad irremediable.

Estás en el dolor, en el suspiro, en esto que es mío, mío, mío.

Profundidades de caricias colman esta ansiedad.

Por recobrarte, palabra cobriza, terciopelo

en ésta, mi noche más oscura.

Por recobrarte, estrella que no me olvidas.

Que no te olvido.

No te olvido.

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