jueves, 26 de agosto de 2010

Me resbalas por las piernas y te estancas en el lugar exacto de la fisura de mi corazón. Me llevas a las desmemorias, a ese paisaje inhóspito en donde sólo existe tu risa y la mía, tu tristeza y mi nostalgia, nuestras mutuas libertades (ese sueño a dúo y a la vez desolado). Acusarme de tu fuerza y atractiva gravedad pierde sentido. Me chorreas por las piernas y haces un charquito en mi alma con tus latidos.
Se estancan ahí, en la fisura misma del recuerdo-olvido.
Te quedas ahí, tan atrapado ahí que es imposible desterrarte de mi cuerpo. Sería una calumnia decir atadas palabras para nuestro encuentro, porque algo mejor que decir, es ver tu libertad y mi libertad entrelazadas en el mismo vuelo…
Estoy perteneciéndote. Estoy dejándote…
Fluímos… al fin.

lunes, 9 de agosto de 2010





Me iré no para que valga
este final.
Me iré sin mis sueños,
sin deseos de nada
sin deseos de ti
de él
de nadie.
Me iré para soltarme
y luego amarrarme
a las ganas del destino,
para volver a mi estrella,
lo único que me ha pertenecido.

Me encontrarás entonces
cuando quieras,
como quieras,
en mis dudas,
en los saltos fallidos,
en la mirada de una niña
al doblar una esquina cualquiera.

Algún día, en un beso ajeno,
me encontrarás sin ser extraños,
en la piel y en mi ser,
en nuestro todo,
sin pronunciar palabras,
sin forzar finales,
sin darle valor
a lo que no fue ni será.

domingo, 1 de agosto de 2010


A Juan


Ella:


"Déjeme ir como una fugitiva

descalza por el páramo de su mente,
déjeme descansar la mirada
disuelta entre los pliegues
de una prosa insensata e inmaterial.

Quiero ser desde hoy,

exactamente hoy,
sin ayer ni mañana,
una refugiada en la inconciencia
de sus palabras.

Señor, para usted no seré
la niña-ángel
ni la virgen aparecida.

Déjeme ser la mujer
que duda,
tropieza
y luego cae
oscuramente
al abismante vacío
de sus deseos."



Él:

"La dejo irse.
Para que vuelva.

Descalza de los pies,
hasta su todo.

Disuélvase, descanse...
Refúgiese, tropiece.

Pero qué es un deseo,
de mujer, de ángel.

Pero qué es un deseo
El mío, ¿el nuestro?
Si no se embarra en la cama
Desnudo.
Hermosamente,
Todo...

Lodo...


(los finales valen)"



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