lunes, 16 de julio de 2012

TRAS EL VIAJE


Una ondulación en el espacio.
Una agitación en la inmensidad
donde ardo,
donde quema el paso imperceptible
del horario.
Estoy en él, estoy en él.
Juego, me escabullo.
Me pierdo sin saber
o sabiendo
el presente exacto,
este momento imposible
dominado por mis manos,
terribles manos,
sentada frente a un océano
pequeñito, artificial
pero inmenso,
dolorosamente inmenso
en su mentira.
Siento momentos,
siendo momentos
delirante, me encuentro
en este tictaqueo.
Dormida,
aún,
con los pies fríos,
aún,
después del amor,
aún
soy tan frágil
igual a este segundo
que pasa y pasa y me enciende en cada paso.
Esta fragilidad me quema,
me revuelve
y envuelve,
llevándome allá lejos
donde miento
y me invento
inmensa e inalcanzable.
Me pierdo de esta página,
me pierdo de esta hora,
le digo no al tiempo
el que se ha dejado
todo lo que soy,
toda la que soy,
toda la mujer:
Gioconda,
Frida, Alejandra, Idea.
No puedo terminar
como la lluvia.
Delirante
me quemo, ardo.
Antes o después,
fría,
me quemo y ardo.
No puedo terminar.


miércoles, 4 de julio de 2012

Caer caer caer


El centro de la pasión
Consiste en hacer
Temblar un universo corporal,
Consumir libremente cualquier líquido,
Ser sentido en tu ser sentido.

El centro de la pasión
Consiste en que tu cuerpo y el mío
Sean un  bar abierto
A la caída
El puente sobre el abismo
Los pies del suicida
Y caer caer caer. 

lunes, 2 de julio de 2012

SAMSARA

        ... y una loba aúlla dentro de mí como mi eterno samsara...




Veo las imágenes en silencio.
Intento descifrar ese lenguaje licántropo 
y arcaico ya olvidado
con el único sentido vivo
que voy conservando 
desde el último de mis alumbramientos.

Sé que desde este silencio
algo me llama.
Me fascina con sus movimientos
y los lugares a los cuales me lleva,
lengua bífida y traicionera.
Venenosa manera tiene
de ultrajarme y llevarme
hacia la oscuridad que espanto
con cantitos blancos inspirados en el cielo.


Pienso: cuánto paraíso me he perdido
por esa hostilidad con la que me hablo.
Recuerdo: desde mi memoria más antigua
no me canso del castigo,
lo renuevo por si me olvido de
quién soy o quién he sido;
dónde he estado,
bajo qué arrullos me he dormido
o cuántas veces me he mutilado. 


Infinitamente danzo en el viento
en que me impulso para volar
hacia el centro más ardiente de mí misma.
Me duelen los ojos, mis pestañas
chocan contra los sueños
en los que me he despertado
siendo la que soy,
en los que me he soñado
siendo la que fui.


Pero la memoria es frágil
y una vez que he cerrado las manos
contra mi pecho enjaulado
y mi garganta se ha aclarado
para pronunciar el último de los versos
de mi improvisado canto
estoy nuevamente danzando con el viento,
intentando re-encontrarme
en un lenguaje,
arcaico lenguaje ya olvidado.

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