lunes, 31 de diciembre de 2012
Lo cierto
El amor al precio que sea:
Devórate mi alma,
no la vayas a degustar de a pedacitos.
Cómela entera, sin tapujos,
sáciate con mis misterios y ruinas.
Luego, soñarás con lo cierto
y descubrirás el silencio maligno
de todos mis amaneceres.
lunes, 24 de diciembre de 2012
Si te olvidas y no encuentras
Si caminas y resbalas
Si luchas y pierdes
Si ganas y pierdes
Si la comun-unión te separa del destino
Si estás confundido
Piérdete, circula, fluye.
El espacio-tiempo es infinito
Y generoso con los hijos del universo.
Sé natural y anula el pensamiento exacto.
Comun-unica el sentimiento, retráete
Y vuelve a caminar hasta encontrar-
te
nos
se.
lunes, 17 de diciembre de 2012
lunes, 10 de diciembre de 2012
Luego de la noche,
es el sol quien se esmera
en iluminar la
soltura
con la que se mueve por esta casa
el fogoso espectro de
tu cuerpo,
apagado horas antes,
con el silencio de un sueño.
Sin cruzar aún
ese abismo de luz y
sombra,
sombra y luz,
te cuento
que mañana será un día más
de duro exorcismo de penares,
de olvidar cómo pronunciarte
y anunciarte
ad portas de este amor
que no llega ni viene,
que me arranco a gritos
y que vuelve con el sonido
que carga el tiempo en su agitado tiempo.
Si mañana, cuando sea un nuevo día
para saltar abismos
y elucubrarte en alma y memoria,
vinieras y me vieras por vez primera,
no te asomes a la luz del día,
no me despiertes, deja que me rinda
a esta letanía,
déjame dominada al secretísimo
misterio del sueño
y a la caída en la que lanzo
cada llamarada de ti,
cada murmullo de ti,
cada día sin ti.
Si vinieras mañana y me vieras
dominada al sueño
no me mires ni te detengas
frente a mi,
no pronuncies
ni en pensamiento mis
nombres.
Esmérate, como el sol,
en iluminar otras figuras
y avanza, avanza en
tus pasos
hacia donde no pueda sentir
tu calor.
Avanza, así como lo hiciste hace años
y deja que me lance,
que me calle, que me rinda,
en honor a ti,
a la voz del olvido
Un Sueño II
Mañana seremos sangre
y comerás nuevamente de mis pechos desnudos.
Serás el hijo - verdugo de este amor maldito.
Mañana seremos carne
y volverás a juzgarme.
Yo, escucharé tu sentencia
y lamentaré que no tengas memoria
para recordar que te alimenté
con mi sangre y con mi carne,
que bebiste y comiste
de estas, mis manos,
que las mordiste y aún así,
quise seguir siendo la loba que lamió la estrechez de tu herida.
Mañana serás resistencia
y me arrancarás el
corazón en un solo grito de desolación.
Yo, seguiré siendo la madre y la loba
–la memoria-
el encuentro de tu cuerpo y el mío
hasta que cuando sea mañana,
en un gesto divino de olvido,
deje de parirte y de amarte
y te pierda por siempre.
Para siempre.
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