sábado, 28 de abril de 2012

LA VIEJA CASA


No hay razones para el dolor.
El desamparo es fatal
En estas horas de la madrugada
Cuando golpea tu recuerdo
En las paredes de esta vieja casa
En donde sí fuimos amparados
Y vueltos a la vida
Como dos mortales inmortalizados
En una eternidad más corta
Que el amor mismo.

En la memoria de la vieja casa
Las grietas son voces
Que hablan de ti y de mí,
De ese nos que hoy nos separa
En una conjugación que nunca fue:

Nos amamos, nos deseamos,
Nos besamos, nos penetramos
En el corazón desgastado
Por el paso impasible
De los nunca bien amados.

Por eso, querido,
No hay razones para el dolor.
Desaparecidos estamos
En las sombras proyectadas
Por la luz de un recuerdo
Que no dice nada,
Por la voz de un recuerdo
Que enmudecido ha sido
Junto a los ya derrumbados cimientos
De esta  vieja casa.

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